viernes, 5 de junio de 2009

Se concibe la Orientación como una práctica científico-social tendiente a la búsqueda del bienestar individual y colectivo, en una gama amplia de áreas sensibles de la vida que va desde el contexto personal hasta parámetros que bordean la convivencia comunitaria. El Orientador, en consecuencia, es la clase de dirigente social que además de incorporar elementos ideológicos propios del liderazgo, también inscribe en su condición profesional rasgos inherentes al estudio del comportamiento humano, de su psiquis, de su cotidianidad existencial. Ello le permite combinar la facultad de guiar y tutorear procesos aunados a una gran voluntad de servicio.
Vale aclarar que el liderazgo es una condición natural del ser humano,por el hecho de ser gregario, esto es, por vivir en comunidad. No obstante el hablar de Líder y Liderazgo en Orientación, vale la pena hacerse algunas preguntas: ¿líder de qué? ¿líder de quién? ¿líder para qué?
Intentaremos aproximarnos a la propuesta de un cuerpo de explicaciones que le den respuesta a estas interrogantes.
Liderazgo en Orientación es poder, dirección, control y dominio; es planificación, logros, eficiencia, eficacia y efectividad.
El liderazgo en Orientación te permite el ejercicio del poder para promover mapas de bienestar, placer, amor, salud, prosperidad y paz.
Como ya dije el hombre es líder por naturaleza, y seguramente actuamos como líderes con mayor frecuencia de la que creemos, ya que no es necesario supervisar personas para ser líderes. En muchas ocasiones el liderazgo informal es más poderoso que el formal.
El liderazgo en Orientación no es una serie de habilidades mecánicas o externas. Es una combinación de carácter, buena conducta moral, reputación desarrollada a través del tiempo, respeto por las opiniones y sentimientos de los demás y una combinación equilibrada de confianza y humildad. Es una habilidad del comportamiento y como tal puede desarrollarse; se fortalece con la experiencia que da el haber vivido diferentes etapas de su vida superándose continuamente, "afilando la sierra" (Covey, 1996), en constante reciclaje del saber, del hacer, pero especialmente del ser.
El primer paso para asumir tu Liderazgo como Orientador es decidir ser EL LIDER DE TU VIDA. ¿Si no somos líderes de nuestra propia vida, cómo pretendemos intentar ser líderes de cualquier otro? ¿Si no nos sentimos cómodos con nuestra vida, con nuestro propio yo y frecuentamos el conflicto de no tener la armonía psicoespiritual que necesita todo ser humano, qué tipo de Líder pretendemos ser? No hay liderazgo si no hay en quien delegar y en quien confiar.
El Líder del siglo XXI o del nuevo milenio es un Líder del Ser. Un Líder más humano que el Líder autoritario de la era que recién termina. Es un líder que conoce y entiende a su gente y que aglutina recursos y voluntades para el logro de una meta común a su equipo. Es aquel que es capaz de estimular al ser humano en pro de su felicidad, que nos hace sentir bien, qu enos impulse a creer fehacientemente en la posibilidad de ser felices.
Un Orientador Líder es aquella persona capaz de influir, guiar y configurar las actitudes, las expectativas y comportamientos de los demás. Para ser líder del Desarrollo Humano se requiere tener vitalidad, motivación, pasión, entusiasmo, alegría, compromiso, decisión, acción.
Un Orientador Líder es capaz de comprender la situación de aquellas personas a las que lideriza, que lo han impulsado o lo han promovido para ser su guía o su líder, trata de promover los resultados en pro del grupo y no de su imagen individual. Actuamos como Líderes cada vez que somos capaces de aportar algo positivo y útil al prójimo.
Para actuar como Líder en Orientación es preciso tener una autoestima sana y una autoimagen positiva, un propósito de vida y una visión de futuro, además de una armoniosa relación consigo mismo y con el entorno. La autoestima y la autoimagen de un individuo están formadas por sus pensamientos y creencias de sí mismo, de la vida y de los demás, todo lo cual constituyen los paradigmas que ha venido respetando dentro de su guión particular de vida.
El Orientador del nuevo milenio necesariamente tendría que insertarse en esta dialéctica social-existencial. El Orientador tendría que asumir con mística y entrega este nuevo reto como vanguardia social, siendo parte esencial de su propósito de vida. Es el momento histórico para conectarnos con nuestro poder interno; poder que, por lo demás, hemos venido entregando a otros o, en el peor de los casos, se ha ido desvaneciendo. Conectarnos con nuestro Líder interno es tarea impostergable para los Orientadores, especialmente en Latinoamérica y el Caribe, donde se concentra una población joven estimada en 8.5 por ciento del total mundial.